Último día del encuentro, y posiblemente el más movido de
todos.
Nos levantamos temprano, cuando antes de conectarse la
radio, para poder terminar de preparar las cosas para esa jornada.
Lo curioso fue que, aunque se pedía una cuota para ir, ya
que íbamos a despedirnos con una cena especial, se llenaron dos autobuses hasta
los topes y hubo gente que se quedó fuera, y protestando porque no podía ir…
En la sede continuamos colocando cerramiento y cerchas, pero con tanta gente había demasiadas manos y muy pocos martillos, literalmente. Ocurrían cosas raras, como cables que se quedaban pillados por las tablas del cerramiento y cosas así.
Pero aun así avanzamos, así que nos merecimos la cena
mapuche que nos prepararon.
Y visitamos una ruca.
Buena despedida del taller, y del ELEA en general, aunque algunos
nos quedaríamos unos días más.
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