Como no habíamos tenido suficiente construcción en toda la
semana, “La Jefa” y unos pocos más nos quedamos para seguir avanzando en la
sede.
Una vez subida la última de las cerchas, nos repartimos y
unos nos quedamos en el suelo avanzando con el revestimiento y otros
encaramados al tejado amarrando la estructura.
Eso sí, la comida de la buena, empanadas fritas de marisco
con un buen pebre.
Al final colocamos las primeras tablas del soporte de la
cubierta, casi sin luz.
Acabamos rendidos, y claro, la chorrillana que nos pedimos
para cenar quedo como tenía que quedar, limpita.
Que buena que estaba… y más aún con el hambre que teníamos…
Fue maravilloso todo aquello .Muchos saludos la "jefa "
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