Jueves Elea.
La sede avanzaba.
Empezamos a colocar las cerchas del tejado
y el acabado exterior.
Hubo momentos
curiosos, como clavos que se retorcían sin querer clavarse, yo mismo
martilleando desde soportes inestables…
Pero tampoco hubo mucho que contar.
Eso sí, preparamos lo que sería la despedida, el día
siguiente.
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