Que recuerdos me trae ese nombre… Chiloé… Tres días de
mochileo caminando caminando, de un lado para otro visitando el archipiélago con mi amigo Héctor.
No nos dio tiempo a ver demasiado, pero nos lo pasamos
genial.
La primera tarde-noche la pasamos en Ancud, que es la
primera gran ciudad por la que pasa el autobús, y tras buscar alojamiento,
fuimos a darnos una vuelta por la ciudad.
Un poco de Ancud
Para la cena nos recomendaron un local pequeñito, de esos en
los que no entras a menos que te lo enseñen, y probamos el curanto. Qué bueno
que está, acompañado de su caldo y un buen pebre.. También probamos el chupe de
jaiba, y también está muy bueno.
Curanto!!
Una taca con pebre
Comiendo el chupe
A la mañana siguiente decidimos ir hacia el sur, hacia
Dalcahue para cruzar a la isla de Quinchao y ver, al menos, Achao y su iglesia,
totalmente hecha de madera, sin clavos. Y como no, intentamos hacerlo a dedo,
pero no salió, el autobús pasó antes de que alguien nos recogiese…
Héctor con nuestro improvisado cartelito para hacer dedo
En Dalcahue nos dimos una vuelta por el pueblo, y esperando
el autobús hacia Achao visitamos la iglesia y el mercadillo de artesanías,
donde vi una cosita… que me compraría a la vuelta, porque pesaba bastante.
Feria Artesanal de Dalcahue, con un Sacho en la plaza
Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Dalcahue
Ya en Achao nos dimos una vuelta por el pueblo y visitamos
lo que queríamos ver, la iglesia de Santa María de Achao, que aún conserva
parte de su estructura original sin clavos.
Iglesia de Santa María de Achao
Encuentro de la estructura (la foto está girada, no se porqué)
Además, la iglesia en sí es muy bonita y tienen una maqueta
impresionante…
Interior de la Iglesia de Santa María
Impresionante la maqueta
Después de Achao volvimos a Dalcahue y me compré mi poncho,
para encaminarnos a Castro, que se nos hacía tarde. En castro estuvimos viendo
la catedral, que me sorprendió bastante que estuviese recubierta con chapa, y
después nos dimos una vuelta, encontrándonos con algunos edificios llamativos.
Catedral de San Francisco de Castro
Interior de la Catedral
No se que parece eso...
A los chilenos les tiene que gustar eso de construir torcido...
Tras perder el autobús de vuelta a Achao y acordarnos de que
había más compañías, volvimos al norte de la Isla Grande para descansar y
partir el día siguiente temprano para las pingüineras.
Pero eso os lo cuento la próxima vez, que este ya es muy
largo.
¡Hasta pronto!
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